Vencedor del Master de Shanghai y del número 1 del mundo,
Roger Federer, el unquillense es el mejor tenista argentino de la actualidad y es modelo de tapa del Especial Moda Hombre. O sea, no le falta nada.
-Sos el HOMBRE del momento…
David Nalbandian: ¿Si? ¿Te parece? No, no creo. Pasa que lo que gané fue muy importante. Acá en Argentina tuvo muchísima repercusión y, bueno, es un poco normal que suceda todo esto. Pero de ahí a creerme ser la persona del momento… No, nada que ver
.-Para la producción del Especial de Moda, te cambiaste delante de cuatro minas, sin mostrador. ¿Cómo te caen estas cosas del modelaje?
David Nalbandian: Las entrevistas me matan, últimamente me vienen enganchando seguido (se ríe). La verdad, me mata, me cansa mucho, pero lo hice para poder entrenar después con más tiempo. Igual hubo linda pilcha en el especial, eh…
-¿Te cambió mucho la vida llevarte más de un palo verde por ganar el Masters Series?-
David Nalbandian: Al tema de la guita no le doy bola, no juego para eso. Deportivamente fue importante ganar el Masters, porque estaba entre las metas que me había puesto en mi carrera. Muy poca gente llega a jugar ese campeonato y menos a ganarlo. Eso me cambió la vida, seguro, pero la guita no me cambia nada.
-¿Hoy sos el mejor jugador argentino?
David Nalbandian: -No sé si el mejor, pero creo que el más completo, por los resultados que tuve en distintas superficies. Los argentinos, en general, no somos de jugar bien en canchas rápidas o en pasto. Yo me desenvuelvo muy bien, no tengo problemas. Ahí quizás es donde hago diferencia con el resto. De chico empecé a jugar en canchas rápidas y me acostumbré.
-Trasladándolo al fútbol, hoy serías un Sorín: el jugador de la gente…
David Nalbandian: Lo de la gente creo que es por cómo jugué los últimos partidos de la Davis. Me gusta, es una Copa que se juega por equipos, una buena oportunidad de tener compañeros después de jugar todo un año solo. Jugar la Copa Davis para Argentina es como jugar en la Selección de fútbol. Y representar al país siempre tiene ese sabor que me hace jugar bien. Me motiva.
-¿El tenis tiene más cosas buenas que malas?
David Nalbandian: Depende cómo lo mires. Es muy difícil decir lo bueno y lo malo. Son tantas las cosas que tenés que dejar para ser un gran jugador, que cuando lo lográs también el mismo tenis te lo reditúa. Lo jodido debe ser sacrificarte, poner guita y no llegar nunca. Eso debe ser terrible.
-Y vos, ¿qué cosas sacrificás?
David Nalbandian: Muchísimo de la infancia. Desde los cinco años estás jugando torneos, viajando, lejos de tus amigos, de tu familia. Dejás de hacer amistades, tenés problemas en la escuela, la relación con tus amigos de siempre es muy pobre porque los ves muy poco… Además, acostumbrarte a viajar no es nada fácil, no es para cualquiera
-Una semana en París, otra en Australia, Roma, Londres… ¿Dónde están los sacrificios? Eso es joda…
David Nalbandian: Noooo, la verdad que de joda muy poco, eh. El tenis es así: llegás al aeropuerto, del aeropuerto vas al hotel, del hotel al entrenamiento y del entrenamiento al hotel. Así todas las semanas, salvo alguna noche que salgas a comer por ahí. Pero yo soy tranquilo, los días que tengo libre los aprovecho para quedarme descansando, porque si salís de shopping o a recorrer, o te vas a algún boliche, terminás más cansado que antes.
-¿Cómo levantás minas en Unquillo, donde naciste?
David Nalbandian: Difícil, porque boliche no hay (risas). Eso, lamentablemente, es lo que digo que uno pierde de chico. Desde los doce años que estoy viajando y la verdad que muchas de esas cosas de gente común las terminás perdiendo.
-Entonces con los viajes se te complica. Te llegaba a gustar una mina y…
David Nalbandian: (Interrumpe) Imposible hacer el filo. La tenés una vez cada seis meses, una cagada. Imaginate que le tirás una miradita y al otro día te vas a jugar el Abierto de Australia… Pero eso es parte de lo que es el tenis.
-O sea, ser famoso un poco te jode…
David Nalbandian: Algunas cosas sí, otras las vas asimilando. Tampoco es un sufrimiento, eh. Yo me acuerdo de salir a boludear con mis amigos, la pasábamos bien. En los pueblos la vida es muy distinta. Nosotros éramos de jugar a la pelota, de andar en bicicross, de ir al río… Boludeces de pueblo.
-Un tipo que se tira desde una torre de 153 metros, que nada entre tiburones, que se sube a un auto de carreras a 350 kilómetros por hora y, que encima, es jugador de tenis profesional y está entre los primeros diez del mundo… Ese tipo está totalmente loco. ¿Qué opinás?
David Nalbandian: Puede ser, eh… (Risas). Siempre me gustaron los desafíos fuertes, ese tipo de sensaciones con mezcla de adrenalina, me divierten. Cada vez que tengo la oportunidad lo hago, es mi cable a tierra. Se me hace una necesidad para cargar pilas. Siempre tuve ganas de hacer bungee jumping y surgió la chance, era en ese momento o nunca. Y lo de nadar con los tiburones, también.
-¿Cuál te dio más cagazo?
David Nalbandian: El bungee. Lo peor fue la previa. La "pre" es terrible. Estaba duro, miraba para abajo, pensaba "por Dios, ¿dónde me estoy metiendo?".
-¿Siempre fuiste de buscar la adrenalina?
David Nalbandian: De chico me trepaba a los árboles más altos y jodía con esas cosas. Y el rally me encanta, soy bien fanático. Vi un auto de rally antes que una raqueta de tenis, así que imaginate.
-¿Los tenistas viven en una nube, David?
David Nalbandian: El tenista está bastante alejado de los problemas que puede sufrir el país, pero también tiene su familia acá, así que tampoco es que le chupa un huevo todo. Pero es cierto, el tenis te saca de la realidad: todas las semanas una ciudad distinta, un hotel, una cama distinta…
-Entonces no era tanta joda como pensábamos. Vamos a guardar la raqueta en el placard…
David Nalbandian: El que piensa que el tenis es pura joda lo llevo un mes conmigo y te firmo que a la semana se quiere volver.
-Hablando de camas… ¿El campeón Nalbandian aguanta un set, tres sets o está para jugar el quinto?
David Nalbandian: Soy un jugador clásico: me gustan las superficies cómodas y hago lo necesario para ganar. Ni más ni menos.